Nuevos fármacos contra la diabetes y la obesidad resultan prometedores tanto para pacientes como para inversores

Los extraordinarios avances en una tipología de medicamentos que han demostrado su eficacia en el tratamiento de la doble epidemia de diabetes y obesidad representan una edad de oro para la innovación sanitaria. El impacto en la mejora de los resultados sanitarios será probablemente significativo en los próximos años, conforme se vaya disponiendo de más terapias.

Las repercusiones para la inversión también son inmensas. Algunos desarrolladores de medicamentos están en condiciones de incrementar significativamente sus beneficios con estos fármacos, denominados agonistas del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1). Al mismo tiempo, prevemos repercusiones en todos los segmentos del sector salud, incluidos la biotecnología, los productos farmacéuticos, los dispositivos médicos y los seguros de enfermedad. Dado que los GLP-1 pueden reducir significativamente el consumo de alimentos en los países desarrollados y permitir su redistribución a los más pobres, también podrían reducir las emisiones de carbono y contribuir a importantes objetivos medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) para los inversores.

¿Cuál es el alcance del impacto que podrían tener estos nuevos fármacos? A modo de contexto, unos 40 millones de personas padecen de diabetes y sus consecuencias, como cardiopatías, pérdida de visión y enfermedades renales. Más de 100 millones de estadounidenses tienen problemas de obesidad, que puede ser precursora de la diabetes y entraña un abanico aún más amplio de patologías concomitantes. Dadas las tendencias actuales, se espera que la mayoría de los niños estadounidenses sean obesos en la edad adulta, lo que amenaza con aumentar el gasto sanitario y acortar la esperanza de vida.

Por desgracia, los tratamientos clásicos de la diabetes y la obesidad tienen efectos secundarios adversos, exigen un esfuerzo y un seguimiento considerables por parte del paciente y, en el caso de la obesidad, su eficacia es limitada. Esto se debe, en parte, a que las causas exactas de la obesidad y la resistencia a la insulina nunca se han conocido con exactitud —y van mucho más allá de una epidémica falta de fuerza de voluntad. La comida procesada, barata y omnipresente, es parte del problema, pero no se sabe muy bien por qué algunas personas son capaces de regular su ingesta mejor que otras.

Los avances en el campo de los GLP-1 marcan un antes y un después en nuestra comprensión de la obesidad y su tratamiento. Los fármacos GLP-1 existen desde hace más de una década, pero hasta estos últimos años no han salido al mercado versiones más potentes y duraderas (comercializadas bajo las marcas Ozempic y Wegovy). Dos versiones aún más recientes (Mounjaro y Zepbound) también incorporan la acción del polipéptido inhibidor gástrico (GIP).

No es de extrañar que las principales empresas farmacéuticas estén invirtiendo cuantiosas sumas en el desarrollo de GLP-1 y otros nuevos medicamentos contra la obesidad. A día de hoy, las dos con medicamentos ya en el mercado —Novo Nordisk y Eli Lilly— llevan una ventaja considerable, y seguimos de cerca los esfuerzos de sus competidores por alcanzarlas.

La demanda supera a la oferta

Dada su gran eficacia en el tratamiento tanto de la diabetes como de la obesidad, los médicos prescriben con gusto los fármacos GLP-1 y los pacientes los toman con entusiasmo. Con todo, solo los utilizan menos de 1 millón de los aproximadamente 100 millones de personas no diabéticas que padecen obesidad en Estados Unidos y que podrían beneficiarse de los GLP-1.

El principal obstáculo ha sido su escasa disponibilidad en las farmacias, ya que la capacidad de elaboración de los medicamentos más eficaces no puede cubrir la demanda de los pacientes. Si bien la capacidad está aumentando a un ritmo constante, las nuevas plantas de producción de GLP-1 inyectables cuestan miles de millones de dólares y su construcción puede llevar de tres a cuatro años. La capacidad de seguimiento es un factor adicional clave a tener en cuenta a la hora de evaluar las oportunidades de inversión, además del acceso/reembolso, cuota de mercado y otros factores que analizamos.

Los GLP-1 en pastillas cambiarán las reglas de juego

También estamos pendientes del lanzamiento previsto de GLP-1 eficaces en píldoras, que anticipamos para 2026. Esto podría cambiar las reglas del juego para esta categoría de medicamentos, ya que podría desbloquear una oportunidad de mercado significativamente mayor. Aunque actualmente existe un producto con GLP-1, Rybelsus de Novo Nordisk, en forma de píldora, es menos eficaz que sus homólogos inyectables y tiene unos requisitos de administración específicos que para algunos pacientes resultan incomodísimos.

Las compañías farmacéuticas están invirtiendo grandes sumas de dinero en la creación de pequeñas moléculas de GLP-1 que puedan tomarse en forma de píldora. Esto podría resultar mucho más rentable para las farmacéuticas, ya que elaborar una píldora en grandes volúmenes suele ser más barato y sencillo que producir inyectables precargados y esterilizados. A su vez, el ahorro de costes puede repercutirse tanto en pagadores como pacientes, lo que también podría contribuir a mejorar el acceso.

Además de ahorrar en costes de elaboración, los comprimidos pueden ser más sencillos de recetar que los inyectables para los médicos de atención primaria, ya que son más fáciles de entender y administrar para los pacientes. De hecho, dadas las limitaciones de producción de las jeringuillas precargadas, los GLP-1 en forma de píldora son relativamente fáciles de producir en cantidades prácticamente ilimitadas, lo que los convierte en la única forma de llegar a la comunidad desatendida de 100 millones de personas tan solo en Estados Unidos que podrían beneficiarse de su uso.

Al margen de los fármacos, la mayor penetración de los GLP-1 podría tener repercusiones de mercado para otros segmentos del sector salud, sobre todo cuando bajen los precios al disponerse de más productos orales. A medida que empiecen a notarse los ahorros en otros gastos sanitarios asociados a la diabetes y la obesidad, los gobiernos y las aseguradoras privadas tendrán mayores incentivos para ampliar la cobertura. Las recetas de GLP-1 podrían ahorrar a las aseguradoras otros gastos sanitarios, como tratamientos para la hipertensión arterial, el colesterol alto, la insuficiencia cardíaca, la apnea del sueño y la diálisis renal, por no hablar de otros costes elevados como los derivados de los accidentes cerebrovasculares o la insuficiencia hepática.

Impacto en otras empresas y sectores

Los efectos de segundo y tercer orden de los GLP-1 también serán consideraciones importantes para los inversores. Algunas empresas ya están empezando a notar el impacto, al ser cada vez más los pacientes diabéticos que se pasan de otros medicamentos a los nuevos GLP-1 y estar creciendo el número de personas con obesidad que inician el tratamiento. La reducción de la demanda de cirugía bariátrica ya ha sido constatada por varias empresas.

Y el impacto se está extendiendo más allá de la atención sanitaria. Las empresas de comida rápida están estudiando el posible impacto en la demanda, al igual que los fabricantes de aperitivos, ya que los GLP-1 no solo reducen la ingesta de alimentos, sino que también pueden inducir cambios en los patrones de alimentación a favor de opciones más saludables. Las compañías de bebidas alcohólicas también podrían verse expuestas a una mayor conciencia de la salud entre los consumidores, debido al potencial de los GLP-1 para combatir los comportamientos adictivos.

A más largo plazo, una población mundial más sana, que consuma menos calorías y viva más años, repercutirá en toda la economía mundial. Es probable que los trabajadores sean más productivos al coger menos bajas por enfermedad, pero una población más longeva también podría requerir más cuidados de ancianos y poner a prueba los sistemas de pensiones.

Somos inversores activos en la “edad de oro” del sector salud

Si bien consideramos que la llegada de fármacos GLP-1 eficaces es un acontecimiento trascendental para el sistema sanitario, la economía y los mercados, tenemos la esperanza de que se trate tan solo de un paso más en lo que creemos que es el inicio de una edad de oro del sector salud. Los miles de millones de dólares invertidos en las últimas décadas en laboratorios privados y públicos para comprender la genética de las enfermedades acaban de empezar a dar sus frutos en forma de nuevos tratamientos. La potencia de cálculo avanzada y los recientes avances en inteligencia artificial prometen que el ritmo de los descubrimientos y la innovación se acelerará.

Para sacar provecho de estos profundos cambios, los inversores tendrán que mirar más allá de los balances y entender cabalmente la ciencia y la tecnología que hay detrás de sus promesas. Creemos que fuimos los primeros en comprender la promesa de los GLP-1, y confiamos en que nuestro equipo de gestores de cartera y analistas —muchos de ellos con formación médica y científica— sigan ayudándonos en la búsqueda de oportunidades.