Bonos azules: un recurso creciente para la financiación de la sostenibilidad

La emisión de deuda sostenible se ha disparado en los últimos 10 años, al ser cada vez más los inversores que buscan rentabilidad asignando capital a iniciativas sostenibles. Es probable que esta tendencia continúe, ya que los problemas relacionados con el cambio climático son cada vez más frecuentes y perturbadores, y varios gobiernos han respondido incrementando los recursos destinados a proyectos sostenibles. 

La creciente degradación de las aguas continentales y los ecosistemas oceánicos ha provocado una urgente necesidad de soluciones. Los bonos azules se están convirtiendo en un medio innovador para financiar proyectos marinos, así como para la gestión de los recursos hídricos. La financiación azul es un área emergente de las finanzas sostenibles y está suscitando un creciente interés entre inversores y emisores. Los bonos y préstamos azules, un subgrupo de la financiación verde, aportan fondos para proyectos de gestión de los océanos y los recursos hídricos, mientras que los bonos verdes financian un conjunto más amplio de proyectos medioambientales. 

Para situar el coste del declive de los océanos dentro de un contexto económico, la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcula que los sectores relacionados con los océanos aportan 2,5 billones de dólares estadounidenses (USD) a la economía mundial y mantienen más de 30 millones de puestos de trabajo. Asimismo, el océano proporciona una fuente vital de proteínas a 3.000 millones de personas, y sus ecosistemas son importantes mitigadores del cambio climático.

Miles de millones de personas tienen un acceso limitado a agua potable segura. La escasez agrava los problemas agrícolas y dificulta los esfuerzos humanitarios. Por su parte, los océanos generan oxígeno, absorben el exceso de calor y las emisiones de carbono producidas por la actividad humana y sustentan ecosistemas vitales. Sin embargo, están amenazados por el cambio climático, la contaminación, la sobrepesca y los daños al hábitat, entre otras muchas presiones.  

Bonos azules en financiación sostenible

El mercado de bonos sostenibles comprende bonos verdes, azules, sociales, de sostenibilidad y vinculados a la sostenibilidad. El mercado de bonos sostenibles ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos años, tanto en términos de volumen de emisión, superando el billón de USD anuales, como de amplitud de temas de impacto. A pesar de ello, sigue siendo bastante pequeño en comparación con los mercados de deuda tradicionales. Por otra parte, Naciones Unidas ha afirmado que los proyectos sostenibles han recibido una financiación insuficiente, estimando que se necesita invertir entre 5 y 7 billones de USD anuales para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que subraya la urgencia y la necesidad de inversiones adicionales. 

Los bonos azules podrían ayudar a acelerar el crecimiento del mercado de bonos sostenibles, facilitando al mismo tiempo el flujo de capital para hacer frente a este déficit de financiación, y las recientes directrices del sector pueden ayudar a los inversores a dirigir el capital hacia proyectos alineados con los ODS. Los gestores de activos, en su función de permitir a los inversores desplegar capital a escala, pueden actuar como catalizadores de un cambio positivo en el desarrollo sostenible y la preservación de recursos hídricos comunes limitados.

Marcos para proyectos sostenibles 

La totalidad de los países miembros de la ONU aprobaron los 17 ODS en 2015, que definen objetivos específicos a cumplir antes de 2030. Los ODS ofrecen un plan de objetivos globales para lograr un futuro sostenible para todos. Aunque los avances han sido lentos, la emisión de inversiones alineadas con los ODS ha repuntado.

En este sentido, es importante destacar que la Corporación Financiera Internacional, miembro del Grupo del Banco Mundial, ha elaborado unas directrices para la financiación azul, basadas en los principios y directrices de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales para la emisión de bonos sostenibles. Estas directrices ayudan a informar tanto a los emisores como a los inversores sobre las expectativas que deben cumplirse para utilizar la etiqueta de bono azul y evitar el riesgo potencial de “lavado azul”, es decir, la tergiversación involuntaria o intencionada de las características azules y de sostenibilidad en sentido amplio de un producto financiero y/o de los compromisos y/o logros sostenibles de un emisor. En la actualidad, la gran mayoría de los bonos sostenibles etiquetados se ajustan a estas directrices. Los bonos y préstamos azules se utilizan exclusivamente para financiar proyectos respetuosos con los océanos o el agua potable. Los emisores soberanos, cuasisoberanos, bancos de desarrollo y corporativos, entre otros, pueden financiar proyectos que se ajusten al ODS 6 (agua limpia y saneamiento) y al ODS 14 (vida submarina) de Naciones Unidas a través de bonos azules o préstamos.

Puntos de presión sobre los recursos hídricos 

Diversos problemas —en particular la escasez, contaminación y degradación de agua, así como los riesgos para los ecosistemas marinos— están poniendo a prueba los recursos hídricos mundiales y limitando el crecimiento global.  

Escasez de agua

A pesar de que el agua cubre más del 70% de la superficie terrestre, el aumento de la demanda y la imprevisibilidad del suministro han provocado importantes problemas de accesibilidad para unos 2.000 millones de personas. El agua potable es esencial para la salud, la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y la estabilidad económica.

De otro lado, el cambio climático ha exacerbado la imprevisibilidad de la disponibilidad de agua, lo que plantea problemas de gestión en todo el mundo. Los efectos de la escasez de agua se ven agravados por la contaminación de las fuentes de agua, que la hace inutilizable para muchos fines. La contaminación por vertidos de petróleo, la industria naviera, los residuos químicos e industriales y las escorrentías de la agricultura están degradando el ecosistema marino. La basura, sobre todo la de plástico, es otra forma de contaminación. El Banco Mundial calcula que se necesitan 114.000 millones de USD al año hasta 2030 para cumplir el objetivo de agua limpia (SD6). 

Biodiversidad 

El grave deterioro de la biodiversidad —las diversas formas de vida en los ecosistemas— se manifiesta en parte por la rápida aceleración de la extinción de especies. La conservación de la biodiversidad es esencial para el desarrollo social y económico de la humanidad a largo plazo, y la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son dos crisis fundamentalmente interrelacionadas. La ONU incluyó el ODS 14 (vida submarina) en respuesta a las presiones que sufren los ecosistemas marinos. Hasta la fecha, es el ODS que menos financiación recibe.

Los océanos son los mayores sumideros naturales de carbono del mundo, capaces de absorber más carbono del que producen. Los sumideros de carbono desempeñan un papel clave en el control del cambio climático, ya que absorben cantidades significativas de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el hombre. Al absorber carbono de la atmósfera, el océano se vuelve más ácido y perjudica directamente a algunos organismos marinos.

Abordando los puntos de presión

La economía azul comprende las actividades asociadas a la preservación de los océanos y su uso sostenible para desarrollar las economías y mejorar los medios de subsistencia. Los bonos azules pueden ser una herramienta para los inversores que quieran ayudar a mejorar el medio ambiente. Como cualquier inversión en renta fija, los bonos azules conllevan riesgos de inversión, que incluyen los riesgos crediticio y de tipos de interés. De otro lado, los mercados emergentes están menos consolidados que los desarrollados y, por tanto, entrañan mayores riesgos. 

Tanto los responsables políticos, como los gobiernos, inversores y los ciudadanos particulares del mundo tienen un rol importante que desempeñar en la economía azul. El sector financiero puede proporcionar parte del capital que tanto se necesita a través de soluciones innovadoras como los bonos azules para ayudar a promover y mejorar la sostenibilidad de los océanos, mitigar las amenazas del cambio climático y ampliar el acceso al agua potable. Estos proyectos han estado históricamente infrafinanciados. Al aumentar la urgencia de afrontar estas dificultades, también lo hace la necesidad de inversión. Si bien a día de hoy son todavía un mercado incipiente, los bonos azules ofrecen a los inversores que buscan diversificar sus carteras una oportunidad para invertir directamente en emisores y proyectos que buscan generar impactos positivos y medibles.

A pesar de que los bonos azules pueden respaldar proyectos en cualquier lugar, observamos mayores presiones en las economías en desarrollo, donde el capital es más escaso, en todas las regiones y sectores. África Septentrional y Asia Occidental son regiones con escasez de agua, mientras que las necesidades de América Latina se centran más en la acuicultura y la agricultura, y Asia en su conjunto debe hacer frente a elevados niveles de contaminación por plásticos. 

Además de las consideraciones regionales, los proyectos que favorecen los recursos hídricos y pueden financiarse mediante bonos azules y préstamos abarcan muchos sectores.