Enero 2025, Sobre el terreno
De la evolución de la economía y los mercados en 2024 cabe extraer algunas lecciones, entre ellas tres importantes que, a nuestro juicio, los inversores deberían tener en cuenta en 2025.
A medida que nos adentrábamos en 2024, persistían los temores sobre el posible impacto económico de las subidas de tipos realizadas en 2022 y 2023 por la Fed y los bancos centrales de otros países clave. Sin embargo, a medida que avanzaba el año, las expectativas de crecimiento mundial tanto para 2024 como para 2025 siguieron subiendo, y el crecimiento previsto para Estados Unidos experimentó el repunte más acusado.
Pero las preocupaciones por la inflación se reavivaron a finales de 2024 (Gráfico 1). En parte, esto se debió al temor sobre el posible impacto de las promesas realizadas durante la campaña electoral por el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump, de subir los aranceles y endurecer los controles de inmigración.
A finales de 2024 también había indicios de que las tasas de inflación habían dejado de caer, con la media móvil a tres meses del índice de precios al consumo estadounidense mostrando una clara tendencia al alza desde el pasado mes de julio. En particular, la inflación de los servicios persistió en cierta medida, mientras que la inflación de los bienes comenzó a mostrar indicios de repunte.
Esto debería llevar a los inversores a replantearse si sus carteras están adecuadamente cubiertas contra los riesgos de inflación. Quizá quieran considerar la posibilidad de añadir exposición a clases de activos como la renta variable de recursos naturales, que históricamente han respondido bien a la subida de la inflación.
Una tendencia de larga duración que se fortaleció exponencialmente en 2024 fue el «excepcionalismo estadounidense», la idea de que Estados Unidos disfruta de ventajas estructurales únicas sobre otros mercados del mundo. La economía estadounidense no solo experimentó uno de los repuntes más pronunciados en el crecimiento previsto, sino que las expectativas de beneficios de las empresas estadounidenses crecieron a un ritmo aún más rápido.
El superior comportamiento relativo de Estados Unidos en 2024 vino impulsado por varios factores fundamentales, como la apreciación del dólar estadounidense, el gran aumento de la inversión en infraestructura de inteligencia artificial y las promesas de la administración entrante Trump de relajar las restricciones normativas e intentar reducir los tipos impositivos del impuesto de sociedades.
Ahora bien, la tendencia parece algo extrema, en nuestra opinión. Del 31 de diciembre de 2010 al 17 de diciembre de 2024, la rentabilidad media superior a un año del índice Russell 3000 vs el MSCI All Country World ex EE. UU. fue de +6,18 %. Pero, en el ejercicio cerrado a 17 de diciembre de 2024, esa diferencia se disparó hasta +13,89%.
Los mercados bursátiles han descontado en una buena medida el «excepcionalismo estadounidense», es la conclusión que cabe extraer de dicho dato. De ahí que podamos asistir a un repliegue parcial de dicho comportamiento si no se cumplen las elevadas expectativas de beneficios estadounidenses en 2025.
A finales de 2023, la Fed dio un giro, ya que su presidente, Jerome Powell, indicó que era probable que los recortes de tipos comenzaran en algún momento de 2024. Esto llevó a muchos inversores a ampliar sus asignaciones a títulos de deuda pública (TDP) de Estados Unidos de vencimientos más largos.
Sin embargo, la economía estadounidense exhibió en 2024 una resiliencia mucho mayor de la prevista. Los avances para frenar la inflación también parecen haberse estancado. En consecuencia, las expectativas de recortes de tipos de la Fed se han vuelto considerablemente más modestas (Gráfico 2). A 19 de diciembre de 2024, los mercados de futuros estaban descontando un tipo de interés de referencia de los fondos federales al final del ciclo del 3,97 %, solo 1,4 puntos porcentuales por debajo del máximo más reciente.
Del 31 de diciembre de 2021 al 19 de diciembre de 2024.
No puede garantizarse que se alcancen o se mantengan los resultados previstos. No son indicadores de resultados futuros.
Fuente: Bloomberg Finance L.P.
Este giro incidió de múltiples formas en la rentabilidad de la clase de activos. Una vez más, el efectivo demostró ser el rey en 2024, ya que los TDP de muy corta duración no solo se vieron protegidos de la subida de tipos, sino que mantuvieron niveles de rendimiento razonables a lo largo del año. Si persiste la inflación, es posible que vuelva a darse el mismo caso en 2025.
. El Comité de Asignación de Activos de T. Rowe Price supervisará de cerca estos y otras cuestiones clave en el transcurso de 2025 y mantendrá puntualmente informados a los inversores a medida que se vayan desarrollando.
Tim Murray es capital market strategist en la división Multi-Asset.
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