Diciembre 2021 / GLOBAL MARKET OUTLOOK
Un crecimiento económico retrasado, no truncado
La recuperación económica mundial parece avanzar
Tras años seguidos de fuerte rentabilidad en la mayoría de los sectores de renta variable y crédito, los mercados mundiales se enfrentan a unas perspectivas más inciertas en 2022. Según los responsables de inversión de T. Rowe Price investment, los inversores tendrán que ser más selectivos para identificar posibles oportunidades de inversión.
La subida de la inflación, el giro hacia el endurecimiento monetario y las nuevas variantes de la covid-19 suponen posibles desafíos para el crecimiento económico y los beneficios, en un momento en que las valoraciones parecen altas en muchas clases de activos.
Como aspecto positivo, el aumento de la riqueza de las familias, la demanda contenida de los consumidores y un posible aumento del gasto en bienes de equipo podrían sostener el crecimiento incluso cuando la política monetaria se vuelva menos favorable.
«Creo que el resultado final para 2022 es que nos enfrentaremos a una ralentización del crecimiento económico, pero aún así será un crecimiento muy elevado», prevé Sébastien Page, Responsable de Multiactivos globales.
Sin embargo, el fuerte crecimiento y el aumento de los salarios también podrían ejercer una mayor presión al alza sobre los precios de las materias primas y del consumo en EE. UU., que se aceleraron con gran fuerza en la segunda mitad de 2021.
A Mark Vaselkiv, Director de inversiones (CIO) de Renta fija, le preocupa que la Reserva Federal estadounidense pueda haberse quedado atrás en la lucha contra la inflación. A mediados de noviembre de 2021, los mercados de futuros de tipos indicaban que no se esperaba que la Fed comenzase a subir los tipos hasta mediados de 2022.
«La Fed puede estar ya por detrás de la curva», advierte Vaselkiv. «Ese podría ser el mayor riesgo de cara a 2022».
El crecimiento económico debería seguir sosteniendo los beneficios corporativos y la calidad del crédito en 2022. Pero es poco probable que se repita el impulso de los beneficios observado en 2021, apunta Justin Thomson, Director de Renta Variable internacional y Director de inversiones (CIO). «Parece muy poco probable que las revisiones positivas [de los beneficios] sean del mismo alcance que hemos estado viendo».
Esto podría convertir las perspectivas de los tipos de interés en un factor aún más crucial para la rentabilidad de la renta variable. «Si se adelantan las expectativas de los tipos de interés en EE. UU., creo que los mercados de renta variable seguirán sus pasos», afirma Thomson.
Conforme 2021 finalizaba, y a pesar de los obstáculos provocados por la pandemia, la recuperación económica mundial parecía estar en marcha. Pero los riesgos de inflación han aumentado. En 2022, los inversores tendrán que estar atentos a lo que hagan los responsables de las políticas fiscales y monetarias para tratar de frenar las presiones sobre los precios y mantener el crecimiento.
Aunque el resurgimiento de la covid-19 en Europa y la aparición de la variante omicron, mutación importante, recuerdan que la pandemia sigue entre nosotros, el efecto económico neto de las olas anteriores ―como la propagación de la variante delta― ha sido el de posponer la actividad, no evitarla. Este patrón podría dar un modesto impulso al crecimiento en la primera mitad de 2022, según Page.
Los motivos económicos bajistas se centran ahora en la política monetaria y fiscal, sostiene Page. Conforme los gobiernos y los bancos centrales retiren los estímulos masivos aplicados durante la pandemia, el crecimiento económico se ralentizará como no puede ser de otra manera, o eso es lo que se cree.
Pero un crecimiento más lento no significa necesariamente un crecimiento bajo, responde Page. Señala una serie de posibles impulsos que, en su opinión, podrían sostener la recuperación en 2022:
Los consumidores tienen mucho ahorro acumulado, sobre todo en Estados Unidos, donde hay más de 2 billones de dólares en cuentas corrientes y otros depósitos a corto plazo.
- La revalorización de los activos ha elevado la riqueza de las familias tanto de EE. UU. como del resto del mundo.
- La demanda contenida de viviendas debería seguir impulsando la construcción de nuevas viviendas.
- En general, los balances de las empresas están en buena forma, con alta liquidez y bajos ratios de endeudamiento.
- Los retrasos en el transporte parecen haber disminuido a finales de 2021, como se observa a partir de la fuerte caída de los costes del transporte marítimo mundial.
Según Vaselkiv, la cuestión es si los consumidores mundiales convertirán su mejor posición financiera en un mayor gasto. Suponiendo que los problemas de la pandemia sigan siendo relativamente manejables, ve la posibilidad de un aumento de la demanda contenida en 2022 de viajes, entretenimiento y otros servicios de «calidad de vida», así como de coches nuevos, a medida que la producción de automóviles se normaliza.
Con los tipos de interés todavía bajos y los bancos ávidos de poner a trabajar los depósitos, el crecimiento de los préstamos también podría impulsar la demanda de consumo, añade Vaselkiv.
Pero los mismos factores ―efectivo libre, riqueza, demanda contenida― que podrían sostener el crecimiento también podrían prolongar el fuerte repunte de la inflación observado el segundo semestre de 2021.
A menos que las condiciones de la pandemia empeoren sustancialmente, la mejora de las cadenas de suministro mundiales y la reapertura de las fábricas podrían aliviar la presión al alza de los precios en 2022, indica Page.
Según él, el aumento de la inflación de 2021 se concentró en gran parte en productos específicos ―como los coches usados y la gasolina―, que se vieron especialmente afectados por los desequilibrios entre la oferta y la demanda. Es poco probable que las fuertes subidas de precios de estos productos en 2021 se repitan en 2022.
La mala noticia: los precios de muchos artículos esenciales ―como algunos alimentos, el alquiler, la ropa y las tarifas aéreas― han ido a remolque de la inflación general. A medida que el aumento de los costes de la energía y la revalorización de los precios de la vivienda se extiendan por la economía, es probable que los precios de estos bienes suban y recuperen terreno, advierte Vaselkiv. En particular, los alquileres parecen dispuestos a incrementar en 2022, añade Page.
Las subidas salariales podrían suponer un riesgo de inflación estructural a largo plazo, afirma Vaselkiv. Aunque un mayor crecimiento de los ingresos debería ayudar a sostener el gasto de los consumidores, podría contribuir a una espiral de precios salariales a medida que las empresas repercutan los mayores costes, lo que a su vez ejercería una mayor presión al alza sobre los salarios.
«Si la inflación empieza a llegar a los salarios y eso empieza a impulsar las expectativas de inflación, puede que la inflación no sea tan pasajera como pensábamos», añade Thomson.
Las tendencias demográficas y del mercado laboral podrían elevar ese riesgo. Vaselkiv señala que profesiones de una serie de sectores clave ―como el transporte, la sanidad y la educación― están registrando una ola de jubilaciones, o lo harán pronto a medida que la generación de los baby boomers abandone la población activa.
Entretanto, grandes compañías con grandes bolsillos, como Amazon, pueden permitirse subir los salarios de forma contundente para atraer a los trabajadores que necesitan, afirma Vaselkiv. Otras industrias de servicios y empresas más pequeñas podrían tener dificultades para competir.
«Los márgenes de beneficio han sido muy altos durante mucho tiempo», señala Vaselkiv. «Pero ahora la balanza está pasando del capital al trabajo».
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