Conoce cómo nuestra curiosidad conduce a mejores resultados para nuestros clientes

Llevo 33 años invirtiendo en renta variable.

Lo que he comprobado a lo largo del tiempo es que la renta variable ha obtenido mejores resultados en casi todos los periodos, no porque la acción media sea una buena inversión. Sino por los valores atípicos, que pueden crecer de forma constante durante muchos años y pueden generar rendimientos compuestos para los inversores.

La cuestión es cómo desarrollar un proceso que aumente las posibilidades de identificar estas oportunidades de forma repetible. Creemos que si contamos con recursos suficientes, creamos las redes adecuadas y ponemos tantas piedras como podamos, podremos ser implacables en la búsqueda de estas ideas y rigurosos a la hora de formular las preguntas adecuadas.Una inversión que me llama la atención es la de una empresa británica de ordenadores poco conocida.

Tenía curiosidad por saber que en esa empresa se escondía un negocio único de diseño de chips del que me habían avisado nuestros analistas tecnológicos.Para una pequeña capitalización, sentimos que habíamos identificado una gran oportunidad.

Esa tecnología se convirtió en un actor importante en los teléfonos inteligentes y los superordenadores, así como en una inversión a largo plazo para T. Rowe Price.

Lo que convierte a una buena empresa en una gran inversión es una visión y una estrategia que invierta en escala desde el principio.Y es teniendo un proceso fiable que nos empuja a hacer las preguntas correctas lo que nos permite identificar esas oportunidades.

Al principio de mi carrera, antes de llegar a T. Rowe, fui analista soberano en una importante agencia de calificación crediticia durante la crisis financiera mundial.

Mientras estuve ahí, hice buenos contactos en la Comisión Europea porque eran los que estaban muy implicados en la negociación y elaboración de los paquetes de rescate para los países de Europa del Este.Poco me imaginaba entonces lo útiles que serían esos contactos más adelante.

Avance rápido hasta 2010, cuando llegué a T. Rowe Price y la crisis de la eurozona estaba comenzando con pánico en Irlanda, una de las primeras cosas que hice fue subirme al Eurostar, ir a Bruselas, caminar por los pasillos del Departamento de Asuntos Económicos y Financieros con el fin de obtener su perspectiva sobre lo que realmente estaba pasando.

Y lo que me pareció curioso fue el contraste entre su tranquila confianza en que Irlanda iba a ser capaz de superar esta crisis y el pánico que se estaba produciendo en los mercados mientras la gente vendía bonos irlandeses a rendimientos increíbles.Así que volví a Londres y, tras analizar los números, decidimos que sería bueno para nuestros clientes invertir en deuda pública irlandesa.Un proceso similar nos llevó a invertir en muchos otros países en los cinco años siguientes, como Eslovenia, Chipre y Grecia.

Así pues, lo que empezó siendo un interrogante sobre la tranquila confianza en los pasillos de Bruselas y el pánico en el mercado acabó desembocando en una inversión a largo plazo.Para mí, la curiosidad consiste en encontrar a las personas adecuadas y plantear las preguntas adecuadas para aportar valor a largo plazo a nuestros clientes.

Nuestra primera visita a Serbia fue en 2013, cuando explorábamos oportunidades para invertir en un nuevo mercado en desarrollo.

Mientras caminaba por el aeropuerto, me fijé en dos grandes reactores que estaban en la pista, uno procedente de Emiratos Árabes Unidos y otro de Turquía. Eso despertó mi curiosidad. ¿Por qué íbamos a tener dos grandes reactores en la pista de un país relativamente pequeño, con un aeropuerto muy pequeño, en este momento de la historia?

Decidí explorar y, en las siguientes reuniones con funcionarios del gobierno y del banco central, planteé una serie de preguntas sobre posibles inversiones extranjeras directas.

Las respuestas fueron muy intrigantes. En realidad, la primera gran inversión extranjera vino de los Emiratos Árabes Unidos en el campo de la agricultura, sobre todo para mantener la seguridad alimentaria del país y desarrollar tierras agrícolas para la producción de piensos y forraje para camellos para los Emiratos Árabes Unidos.

Sin embargo, esto era sólo el principio. Más tarde, descubrimos que las inversiones se dirigían al sector industrial en el turismo y se completaban con la multimillonaria inversión en el llamado paseo marítimo de Belgrado, una pequeña réplica de Dubai asentada en el río Danubio, en Belgrado.

El temprano inicio de la inversión nos brindó la oportunidad de mantener una participación a largo plazo de más de cinco años en el mercado local de bonos y nos convertimos en el mayor inversor no residente del país, lo que benefició en primer lugar a nuestros inversores, a la empresa, pero también al propio país.

Lo que empezó con la observación de dos aviones en la pista se materializó en una inversión a largo plazo en el mercado local de bonos de Serbia. Para mí, la curiosidad significa hacer las preguntas adecuadas para obtener las respuestas adecuadas.

La curiosidad permite a T. Rowe Price ofrecer valor a largo plazo a nuestros clientes.